miércoles, 23 de mayo de 2012

RECORTAR EN LAS CAPEAS

Es muy habitual ver a los recortadores que participan en las anillas en las capeas de Aragón, Navarra, La Rioja y hasta Euskadi. Hay diferentes maneras de verlo. Ahí van unas cuántas.
Ellos mismos piensan que les sirve como entrenamiento. Y seguramente les valdrá, aunque estando en tanta superioridad como se está en muchas capeas, es una preparación muy relativa.
Para otros, a los que no les falta razón, destrozan a muchas vacas a base de abuso en busca de meter cuantas más anillas mejor y agarrar pitón en todos los viajes.
Al ganadero, mucha gracia no le hace porque si van con ganas una tarde unos cuántos, no hay vaca que lo soporte en determinadas plazas. Le alegran la tarde, vamos. Y también están los que lo critican, pero desde el punto de vista del abuso, porque no les dejan abusar a ellos, opinión que entonces ya no tiene mucho valor. Porque en este caso, en pequeño descargo, hay que decir que cuando sale la res que planta cara, lo habitual es que quienes se atrevan a salir sean los de las anillas.
La realidad es que los hay que se pasan y no ven que no solo perjudican su imagen, si no la del colectivo de las anillas. No hay que ser tan goloso y si se quiere salir, se puede hacer con mesura y sin que parezca que no hay mañana, ni más vacas en el corral.
Hombre y, analizándolo fríamente, ¿para qué pagar una entrada en un concurso si ya se puede ver a los mejores recortadores medirse a vacas muy buenas de capea en muchas plazas? Se tiran piedras contra su propio tejado, vamos.
Tema a parte son las capeas donde hay participación masiva y que no son para buscar el lucimiento propio, son para dejar salir a otros. Al respecto, una frase de un recortador veterano. "A mí se me caería la cara de vergüenza saliendo a una vaca que va embolada". Pues eso.

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